El concepto de sostenibilidad en el mundo de las marcas no está directamente relacionado a la buena relación que esta tenga con el medio ambiente, si bien no deja de ser un atributo clave para cualquier organización, nos referimos a la manera en que una empresa o compañía es capaz de sostener en el tiempo una conexión entre los beneficios que otorga a sus clientes y el crecimiento de su negocio. Con los beneficios nos referimos a la resolución de problemas o el cumplimiento de la promesa de la marca. Por lo tanto, se hace necesario que entendamos que no somos nosotros quienes construimos las marcas como tal, sino que nuestros usuarios van a definir la forma, sustento y crecimiento de nuestra empresa.
Es tiempo de dejar atrás la creencia de que la imagen corporativa de una empresa o su sistema visual constituyen la definición de la marca. Una marca va más allá de estas definiciones. El éxito de nuestro negocio se basa en la capacidad que tenemos de entender a nuestros usuarios, sus necesidades, aspiraciones y las diferentes tendencias a las que se enfrentan día a día. Si no somos capaces de conectar con nuestros clientes desde lo más íntimo, no podremos construir una marca sostenible que nos permita mantener en el tiempo el crecimiento de nuestra empresa y comunidad. Todas nuestras decisiones estratégicas deben estar basadas en esta relación emocional con el usuario de manera que podamos construir una marca viva, activa, adaptable y en constante transformación.
Marty Neumeier, experto en Branding, afirma “No eres lo que tú piensas que eres. Eres lo que ELLOS dicen de ti”. Son los usuarios quienes tienen el poder de construir con gusto y libertad quiénes somos.
Debido a los avances en comunicación, accesos y movimientos sociales, nos vemos obligados a estar atentos a las necesidades, comportamientos y tendencias de nuestros usuarios. Es por esto que nos preparamos para adaptarnos y responder a la búsqueda de sentido de la sociedad, y por lo tanto, ser los primeros en actuar en respuesta a esta inquietud, para así lograr el tan buscado posicionamiento estratégico por sobre la competencia.
La gran cualidad que diferencia la disciplina del diseño del arte, es su objetivo de crear soluciones por y para las personas. El usuario debe estar siempre en el centro de nuestras decisiones como diseñadores. Puede sonar algo obvio al momento de referirse a un diseñador, sin embargo, es un proceso complejo ya que no nos enfrentamos a un usuario inmóvil con necesidades identificadas a través de un estudio de mercado. Al contrario, es el mismo cliente el que nos ilumina para diseñar y construir una marca. La persona nos exige y nos transmite sus aspiraciones, y es así como debemos identificar los puntos clave para el buen desarrollo de una marca o estrategia.
Es el cliente, quien a través de su búsqueda por la autenticidad y sus conexiones sociales nos muestra su relación con el mundo, los lugares que lo rodean, las experiencias y diferentes actividades. Ahí nace el espacio y la oportunidad para crear un producto, marca o servicio.
Si nos dedicamos a escuchar a nuestro usuario, entender sus necesidades y atender a sus inquietudes, seremos capaces de entregarles una promesa que se cumpla en cada una de nuestras acciones como marca. Es así como la marca se vuelve sostenible en el tiempo, de modo que el cliente confiará, creerá y crecerá con nosotros y nuestro negocio. Esto se manifiesta más allá de la compra directa; se relaciona con un vínculo emocional que se alimenta a medida que cumplimos con las aspiraciones, propósitos y deseos de nuestros usuarios.